lunes, 26 de mayo de 2008

La meditación es la flor y la compasión es su fragancia.

Ocurre exactamente así. La flor florece y la fragancia se espar­ce por el viento en todas las direcciones para ser transportada hasta los confines del mundo. Pero lo más importante es el flore­cimiento de la flor.El hombre también tiene un po­tencial de florecimiento. Hasta que el ser interno del hombre florezca, no será posible la fragancia de la com­pasión. La compasión no se puede practicar, no es una disciplina ni pue­des dirigirla. Está más allá de ti. Si meditas, un día, súbitamente te darás cuenta de un nuevo fenómeno, algo absolutamente extraño que sale de tu ser, es la compasión que fluye hacia toda la existencia. Va hasta los mismos confines de la existencia sin encami­narla, sin dirigirla.Sin la meditación, la energía sigue siendo pasión; con la medi­tación, la misma energía se convierte en compasión. La pasión y la compasión no son dos energías, sino una y la misma. Cuando esa energía pasa a través de la meditación se transforma, se trans­figura y adquiere una cualidad diferente. La pasión se dirige hacia abajo, la compasión se dirige hacia arriba; la pasión se mueve a través del deseo, la compasión se mueve a través de la ausencia de deseos; la pasión es un entretenimiento para que olvides la desdicha en la que vives, la compasión es una celebración y una danza de realización, de satisfacción... estás tan satisfecho que puedes compartir. Ahora ya no queda nada; has alcanzado el destino que lle­vabas dentro de ti como un potencial o un brote sin florecer desde hace milenios. Ahora ha florecido y está bailando. Lo has conse­guido, estás satisfecho y ya no tienes que conseguir nada más, no tienes que ir a ninguna parte, no tienes que hacer nada.

Osho-"Compasion"

No hay comentarios: