sábado, 19 de abril de 2008

Yo te enseño a ser verdaderamente egoísta para que puedas ser altruista.

No hay ninguna contradicción entre ser egoísta y ser altruista: ser egoísta es la condición básica para ser altruista. Pero hasta ahora te han contado precisamente lo contrario; te han en­señado lo contrario: si quieres ser altruista y quieres amar a los de­más, no te ames a ti mismo; en realidad, ódiate a ti mismo. Si quie­res respetar a los demás, no te respetes a ti mismo. Humíllate y condénate de todas las maneras posibles. ¿Y qué ha pasado por culpa de esa enseñanza? Nadie ama a nadie. La persona que se condena a sí misma no puede amar a na­die. Si ni siquiera puedes amarte a ti mismo, que eres la persona más próxima, si tu amor no puede llegar ni al punto más cercano, es imposible que llegue hasta las estrellas. No puedes amar nada; sólo fingirlo. Y la humanidad se ha convertido en eso: en una co­munidad de farsantes, de hipócritas.
Por favor, trata de comprender lo que quiero decir con ser egoís­ta.
Primero tienes que amarte a ti mismo, conocerte a ti mismo y ser tú mismo. Gracias a eso irradiarás amor, comprensión, ternu­ra y abnegación por los demás. La verdadera compasión surge de la meditación, pero la meditación es un fenómeno egoísta.
"Medi­tación significa disfrutar de ti mismo y de tu soledad, olvidarte del mundo y gozar por ti mismo".
Es un fenómeno egoísta, pero de ese egoísmo nace un gran altruismo.
Y no alardeas de ello; no te vuelves egoísta. No estás al servi­cio de la gente ni haces que se sientan agradecidos.
Te limitas a disfrutar compartiendo tu amor y tu alegría.
Osho- El ABC de la Iluminación

No hay comentarios: