No hay ninguna contradicción entre ser egoísta y ser altruista: ser egoísta es la condición básica para ser altruista. Pero hasta ahora te han contado precisamente lo contrario; te han enseñado lo contrario: si quieres ser altruista y quieres amar a los demás, no te ames a ti mismo; en realidad, ódiate a ti mismo. Si quieres respetar a los demás, no te respetes a ti mismo. Humíllate y condénate de todas las maneras posibles. ¿Y qué ha pasado por culpa de esa enseñanza? Nadie ama a nadie. La persona que se condena a sí misma no puede amar a nadie. Si ni siquiera puedes amarte a ti mismo, que eres la persona más próxima, si tu amor no puede llegar ni al punto más cercano, es imposible que llegue hasta las estrellas. No puedes amar nada; sólo fingirlo. Y la humanidad se ha convertido en eso: en una comunidad de farsantes, de hipócritas.
Por favor, trata de comprender lo que quiero decir con ser egoísta.
Y no alardeas de ello; no te vuelves egoísta. No estás al servicio de la gente ni haces que se sientan agradecidos. Primero tienes que amarte a ti mismo, conocerte a ti mismo y ser tú mismo. Gracias a eso irradiarás amor, comprensión, ternura y abnegación por los demás. La verdadera compasión surge de la meditación, pero la meditación es un fenómeno egoísta.
"Meditación significa disfrutar de ti mismo y de tu soledad, olvidarte del mundo y gozar por ti mismo". Es un fenómeno egoísta, pero de ese egoísmo nace un gran altruismo.
Osho- El ABC de la Iluminación
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