viernes, 18 de abril de 2008

Tómate el mundo como un gran drama.

Se están representan­do mil y una obras y tienes que participar en muchas escenas. Pasas continuamente de un escenario a otro: de casa a la oficina, de la oficina a la iglesia, de la iglesia al club, etcétera.
Los escenarios son todos distintos, los decorados son distintos y tienes que representar distintos papeles. Pero sólo son papeles; no te los tomes en serio. No es necesario que los repudies. Repudiarlos significa que te los has tomado en serio. Por eso digo que nunca repudies nada. Vive tu papel y disfrútalo, es divertido; pero no te lo tomes a pecho; tómatelo con calma. No vale la pena que te preocupes. Sea cual sea el papel que tengas que representar en determina­da circunstancia, hazlo tan bien como puedas: bórdalo; pero una vez que se acabe, si has triunfado o fracasado es irrelevante. No mires atrás, sigue adelante, pues hay otros papeles que represen­tar. El éxito o el fracaso carecen de importancia. Lo que es importante es la consciencia de que todo es un juego. Cuando esa consciencia impregna toda tu vida, te libe­ras de todo tipo de ataduras y tus manos quedan libres de ca­denas; ya no hay nada que te aprisione. Te vales de máscaras, pero sabes que no son tu rostro original. Y puedes quitarte la máscara, pues ahora sabes que es una máscara; te la puedes qui­tar: es de quita y pon. Además, ahora también conoces tu rostro original.
El hombre que es consciente de que la vida es un juego, co­noce su rostro original. Y conocer su rostro original es conocer todo lo que vale la pena conocer, ya que es el rostro de dios; es el rostro de la verdad, el amor y la libertad.
Osho- El ABC de la Iluminación

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