Se están representando mil y una obras y tienes que participar en muchas escenas. Pasas continuamente de un escenario a otro: de casa a la oficina, de la oficina a la iglesia, de la iglesia al club, etcétera.
Los escenarios son todos distintos, los decorados son distintos y tienes que representar distintos papeles. Pero sólo son papeles; no te los tomes en serio. No es necesario que los repudies. Repudiarlos significa que te los has tomado en serio. Por eso digo que nunca repudies nada. Vive tu papel y disfrútalo, es divertido; pero no te lo tomes a pecho; tómatelo con calma. No vale la pena que te preocupes. Sea cual sea el papel que tengas que representar en determinada circunstancia, hazlo tan bien como puedas: bórdalo; pero una vez que se acabe, si has triunfado o fracasado es irrelevante. No mires atrás, sigue adelante, pues hay otros papeles que representar. El éxito o el fracaso carecen de importancia. Lo que es importante es la consciencia de que todo es un juego. Cuando esa consciencia impregna toda tu vida, te liberas de todo tipo de ataduras y tus manos quedan libres de cadenas; ya no hay nada que te aprisione. Te vales de máscaras, pero sabes que no son tu rostro original. Y puedes quitarte la máscara, pues ahora sabes que es una máscara; te la puedes quitar: es de quita y pon. Además, ahora también conoces tu rostro original.
El hombre que es consciente de que la vida es un juego, conoce su rostro original. Y conocer su rostro original es conocer todo lo que vale la pena conocer, ya que es el rostro de dios; es el rostro de la verdad, el amor y la libertad.
Osho- El ABC de la Iluminación
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