miércoles, 26 de diciembre de 2007

Era tan fresco debajo de él...

Ahí solía haber tal silencio, nadie que me molestara, que no podía yo pasarlo sin sentarme debajo de él por algún tiempo. Y esos momentos de paz, creo que a veces se alargaban por todo el día. Luego de algunos cuantas decepciones ellos pensaron, “Es mejor no molestarlo.” Y yo estaba inmensamente feliz de que ellos aceptaran el hecho de que yo soy casi no-existente. Me dió tremenda libertad. Nadie esperaba nada de mí. Cuando nadie espera nada de ti, caes en un silencio... El mundo te ha aceptado; ahora no hay expectaciones de ti. Cuando algunas veces llegaba yo tarde a casa, ellos solían buscarme en dos lugares. Uno era el árbol bodhi – y como ellos comenzaron a buscarme debajo del árbol bodhi, yo empecé a trepar al árbol y a sentarme en la parte más alta. Ellos vendrían y echarían un vistazo y dirían, “Parece que no está por aquí. Y yo mismo asentía con la cabeza, pensaba, “Sí, es cierto; no estoy aquí.” Pero pronto fui descubierto, porque alguien me vio trepando y les dijo, “Los ha estado engañando. Él siempre está aquí, la mayor parte del tiempo sentado en el árbol – Así que me tuve que ir un poco más lejos.

Osho: The Great Zen Master Ta Hui, Chapter 28

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