viernes, 7 de diciembre de 2007

El verdadero maestro




El verdadero maestro no sólo conoce, sino que ayuda a conocer a miles de personas. Su conocimiento no es particular, está abierto a todos los que están listos para recibirlo. Ahora sé la respuesta. He acarreado con la pregunta desde hace miles de años, en un cuerpo, en otro cuerpo, de cuerpo en cuerpo, y por prime­ra vez ha sucedido la respuesta. Ha sucedido porque he preguntado insistentemente sin miedo a las consecuencias.


Estoy rememorando estos incidentes para haceros conscientes de que si uno no pregunta, no pregunta con totalidad a todo el mundo, es difícil que se pregunte a sí mismo. Cuando te echan de todas las puertas -cuando todas las puertas están cerradas o en todas partes te dan portazos- finalmente te vuelves hacia den­tro... y ahí está la respuesta. No está escrita; no encontrarás una Biblia, una Tara, un Corán, un Gita, un Tao Te Ching o un Dhammapa­da... No, allí no encontrarás nada escrito.

Tampoco te vas a encontrar a nadie; a un Dios o una figura paternal que te sonría, te dé palmaditas en la espalda y te diga:

-¡Bueno, hijo mío! Muy bien, has vuelto a casa. Te perdono todos tus pecados.

No, allí no vas a encontrar a nadie. Lo que vas a encontrar es un silencio inmenso, abru­mador, tan espeso que parece que lo puedes to­car... como a una mujer hermosa. Lo puedes sentir como una bella mujer, sólo es silencio, pero muy tangible.

Osho-"Vislumbres de una infancia dorada"

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