viernes, 11 de enero de 2008

No estás escuchando realmente; estás simplemente preparando tus argumentos.

En el debate no estás dispuesto a escuchar al otro; aunque escuches,


tu escuchar es falso.

No estás escuchando realmente; estás simplemente preparando tus argumentos. Mientras el otro está hablando te estás preparando para contradecirlo. Mientras el otro habla, esperas simplemente tu oportunidad para rebatirlo. Tienes de antemano un prejuicio, una teoría. No buscas, no quieres entender, no quieres agregar, ya estás lleno.
Acarreas con ciertas teorías y estás tratando de demostrar su veracidad. El que busca la verdad no lleva teorías con él. Siempre está abierto, vulnerable. Puede escuchar. El que debate ya sabe la verdad, no hay por qué escuchar. Intenta que escucha pero no puede; su mente está tan repleta de prejuicios que nada le puede entrar.
El creyente religioso no puede escuchar, él ya conoce la verdad. Ha cerrado sus puertas a nuevos aires, ha cerrado sus ojos al nuevo amanecer, él ha alcanzado, ha llegado. Todos los que sienten que han llegado pueden debatir, pero no pueden dialogar. Unicamente pueden chocar. Surge entonces el conflicto y ellos se oponen el uno al otro. Puedes silenciar al otro, pero el otro nunca es convencido.
Osho

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