lunes, 28 de enero de 2008

¿Cómo puedo amar a mi madre?

Deberás amar a tu madre de un modo totalmente distinto. No es tu novia, y no podrá serlo.Si estás demasiado apegado a tu madre no serás capaz de encontrar una novia. Y en el fondo estarás muy enfadado con tu madre, porque por su culpa no puedes acercarte a otra mujer. De modo que alejarse de los padres forma parte del crecimiento. Es exactamente igual que cuando estás dentro del vientre y tienes que salir de él. Dejaste a tu madre, en cierto modo..., en cierto modo la traicionaste. Pero si dentro del vientre el niño piensa que esto será una traición, «cómo voy a abandonar a mí madre si me ha dado la vida», entonces se matará y matará también a su madre. Tiene que salir del vientre. Primero está totalmente unido a la madre; después hay que cortar el cordón. Empieza a respirar por su cuenta, esto es el principio de su desarrollo. Se vuelve un individuo, empieza a funcionar separadamente. Durante muchos años seguirá siendo dependiente. Dependerá de su madre para la leche, el alimento, la protección, al amor; está indefenso. Pero a medida que va teniendo más fuerza se empezará a alejar cada vez más. Entonces se acabará la leche y tendrá que empezar a depender de otros alimentos. Así se aleja todavía más. Más tarde tendrá que ir al colegio, tendrá que tener amigos. Y cuando sea un hombre joven se enamorará de una mujer, y en cierto modo se olvidará de su madre completamente porque esta nueva mujer le colma, le subyuga. Sí esto no sucede es que algo no funciona. Si tu madre trata de aferrarse a ti, entonces no está cumpliendo con su obligación de madre. Es una obligación muy delicada. Una madre tiene que ayudarte a que te vayas, eso es lo difícil. Una madre tiene que hacerte fuerte para que puedas alejarte de ella. Ése es su amor. Entonces estará cumpliendo con su obligación. Si te aferras a tu madre, entonces tú también le estarás haciendo daño. Es ir en contra de la naturaleza. Es como si un río empezase a fluir contracorriente..., entonces todo estará patas arriba. Tu madre es tu origen. Si empiezas a fluir hacia tu madre estarás yendo contracorriente. El río tiene que fluir desde el origen hacia el mar. Pero eso no significa que no quieras a tu madre. Recuerda que el amor hacía tu madre debe ser más parecido al respeto y menos parecido al amor. El amor hacia tu madre tiene que tener la característica de la gratitud, del respeto, un respeto profundo. Te ha dado a luz, te ha traído al mundo. Tu amor hacia ella debe ser muy devoto. Por tanto, haz todo lo que puedas para servirle. Pero no hagas que tu amor sea como el amor hacia tu amada; si no, estarás confundiendo a tu madre con tu amada. Y si se confunde la finalidad te confundirás tú. Así que ten en cuenta que tu destino es encontrar una novia, a otra mujer, no a tu madre. Entonces, por primera vez serás totalmente maduro, porque encontrar otra mujer significa que ahora estás completamente separado de tu madre; ya se ha cortado el último cordón. Por eso siempre existe un ligero antagonismo entre la madre y la mujer de su hijo; hay un ligero antagonismo en cualquier parte del mundo. Tiene que ser así, porque de alguna manera la madre siente que esta mujer le ha quitado a su hijo. Y en cierto sentido, es natural. Es natural pero es ignorancia. La madre debería sentirse feliz de que su hijo haya encontrado otra mujer. Ahora su hijo ya no es un niño; se ha vuelto una persona madura, adulta. Debería sentirse feliz, ¿no? De modo que sólo podrás ser una persona madura de una manera: si te separas de tu madre. Y esto es así a muchos niveles del ser. Llega un día en que el hijo se tiene que sublevar contra su padre, no sin respeto sino con un profundo respeto. Pero se tiene que sublevar. Aquí es donde hay que ser cuidadoso: hay revolución, hay rebelión, pero con un profundo respeto. Si no hay respeto es horrible, entonces la rebelión no será hermosa. Te estarás perdiendo algo. Rebélate, sé libre, pero sé respetuoso porque el padre y la madre son el origen. Por consiguiente, hay que separarse de los padres. No sólo separarse sino que, muchas veces y de muchas maneras, hay que enfrentarse. Pero no se tendría que transformar en un enfado. No debería ser desagradable sino que debería seguir siendo hermoso, respetuoso. Si te marchas, vete, pero póstrate a los pies de tu padre y de tu madre. Diles que te tienes que ir.... llora. Pero diles que eres impotente, que tienes que irte. El desafío te llama, tienes que marcharte. Uno llora al irse de casa, mira hacia atrás una y otra vez con los ojos llenos de añoranza, de nostalgia. El pasado fue hermoso. Pero ¿qué puedes hacer? Si te aferras a tu casa serás un inválido. Seguirás siendo un inmaduro. Nunca serás un hombre por derecho propio. Por eso te digo que te vayas con respeto. Debes estar a su servicio siempre que lo necesiten, estar a su disposición.
Pero no confundas a tu madre con tu amada; es tu madre.

"El hijo" - El Libro del Hombre - OSHO

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