jueves, 14 de febrero de 2008

La compasión es un aire acondicionado interno.

De pronto todo está en calma y hermoso, y nada te puede perturbar, y toda la existencia se transforma en un amigo. Ahora ya no hay enemigos… porque cuando tú miras a través de los ojos de la ira, alguien se convierte en enemigo; cuando miras a través de los ojos de la compasión, cualquiera es un amigo, un vecino.

Cuando amas, dios está por todas partes; cuando odias, por todas partes está el diablo. Es tu punto de vista el que se proyecta sobre la realidad. La consciencia es necesaria, no la condena — y con la consciencia la transformación sucede espontáneamente. Si te haces consciente de tu ira, la comprensión penetra. Sólo observando, sin juicio, sin decir bueno, sin decir malo, sólo observando en tu cielo interno. Hay un relámpago, ira, te sientes caliente, todo el sistema nervioso sacudiéndose y temblando, y tú sientes un temblor por todo el cuerpo — un momento hermoso, porque cuando la energía funciona puedes observarla fácilmente; cuando no está funcionando no puedes observar.

Cierra tus ojos y medita al respecto. No luches, sólo mira lo que está sucediendo — el cielo entero lleno de electricidad, tanto relámpago, tanta belleza — simplemente acuéstate en el suelo y mira el cielo y observa. Entonces haz lo mismo por dentro. Las nubes están allí, porque sin las nubes allí no puede haber ningún relámpago — nubes oscuras
están allí, pensamientos


Alguien te ha insultado, alguien se ha reído de ti, alguien ha dicho esto o aquello… muchas nubes, nubes oscuras en el cielo interno y mucho relámpago. ¡Observa!
Es una escena hermosa, terrible también, porque no comprendes. Es misterioso, y si el misterio no se entiende llega a ser terrible, te asusta. Y siempre que un misterio se entiende, se convierte en una gracia, un regalo, porque ahora tienes las llaves — y con las llaves tú eres el maestro.








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