No se puede comparar con ninguna otra cosa. Es algo único e incomparable. No existe nada parecido en ninguna otra relación, no puede existir nada parecido.
Ser discípulo, estar con un maestro, es entrar en lo desconocido.
Es un asunto en el que no puedes ser muy agresivo. Si eres agresivo, lo desconocido nunca te será revelado. Es algo que no puede ser revelado a una mente agresiva. Esa es la índole de su naturaleza, hay que ser receptivo, no agresivo.
La búsqueda de la verdad no es una búsqueda activa, es una profunda pasividad: en tu profunda pasividad recibirás. Pero si eres demasiado activo, si te involucras demasiado, fallarás. Se trata de ser como un vientre materno, femenino, de recibir la verdad como una mujer recibe un embarazo.
Recuerda esto… así luego podrás comprender muchas cosas más fácilmente.
Estar cerca de un maestro significa ser pura pasividad, absorber todo lo que el maestro da, todo lo que el maestro es; sin preguntar.
En cuanto empiezas a preguntar te vuelves agresivo, pierdes la receptividad, te vuelves activo. Desaparece lo pasivo, lo femenino. Nadie ha encontrado jamás la verdad con una actitud masculina… agresiva, violenta. No es posible. A la verdad se llega muy silenciosamente. En realidad, tú esperas y ella llega a ti. La verdad te busca a ti, como el agua busca el suelo profundo, se desliza hacia abajo, encuentra un lugar, y se convierte en un lago.
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