lunes, 17 de marzo de 2008

EL SEXO ES UNA ENERGIA INOCENTE: LA VIDA QUE FLUYE EN TI (Clickear foto)

El sexo no debe quedar en sexo; ésa es la ense­ñanza del tantra. Debe ser transformado en amor. Y el amor no debe quedar en amor. Debe ser transformado en luz, en experiencia meditativa, en la última, la suprema cima mística. ¿Cómo transformar el amor? Sé el acto y olvídate del ac­tor. Mientras estés amando, sé amor: simplemente amor. Entonces no es tu amor o mi amor o el amor de alguna otra persona; es simplemente amor. Cuando tú no estás, cuando estás en manos de la fuente o la corriente suprema, cuando estás ena­morado, no eres tú quien está enamorado. Cuando el amor te ha absorbido, tú has desaparecido; te has convertido en una energía que fluye.
D. H. Lawrence, una de las mentes más creati­vas de estos tiempos, era, a sabiendas o sin saber­lo, un adepto del tantra. Fue condenado completa­mente en Occidente, sus libros fueron prohibidos. Hubo muchos casos en los tribunales sólo porque había dicho: «La energía del sexo es la única ener­gía, y si la condenas y la reprimes vas en contra del universo. Entonces nunca serás capaz de co­nocer el florecimiento más elevado de esta ener­gía. Y cuando es reprimida se vuelve fea: éste es el círculo vicioso.»
Los sacerdotes, los moralistas, las denomina­das personas religiosas -los Papas, los shankara­charyas y otros- siguen condenando el sexo. Di­cen que es una cosa fea. Y cuando lo reprimes, se vuelve feo. Así que dicen: «¡Mira! Lo que decía­mos es verdad. Tú lo demuestras. ¡Mira! Lo que estás haciendo es feo y tú sabes que es feo.»
Pero no es el sexo lo que es feo; son estos sa­cerdotes los que lo han hecho feo. Una vez que lo han hecho feo, se demuestra que tienen razón. Y cuando se demuestra que tienen razón, tú sigues haciéndolo más y más feo.
El sexo es una energía inocente: la vida que fluye en ti, la existencia que está viva en ti. ¡No lo malogres! Deja que ascienda a las alturas. Es de­cir, el sexo debe convertirse en amor. ¿Cuál es la diferencia? Cuando tu mente es sexual, estás ex­plotando al otro; el otro es sólo un instrumento para usar y tirar. Cuando el sexo se vuelve amor, el otro no es un instrumento, el otro no tiene que ser explotado; el otro no es realmente el otro. Cuando amas, no es algo egocéntrico. Más bien, el otro se vuelve significativo, único.
No es que lo estés explotando, ino! Por el con­trario, ambos estáis unidos en una profunda expe­riencia. Sois compañeros de una profunda experien­cia, no el explotador y el explotado. Os estáis ayudando el uno al otro a entrar en un mundo di­ferente de amor. El sexo es explotación. El amor es entrar juntos en un mundo diferente.
Si esta entrada no es momentánea y si esta en­trada se vuelve meditativa -es decir, si te puedes olvidar completamente de ti mismo, y el amante y el amado desaparecen, y sólo hay amor que flu­ye-, entonces, dice Shiva, la vida eterna es tuya.

OSHO

EL LIBRO DE LOS SECRETOS I



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