La naturaleza romántica está bien si eres poeta, y los poetas no tienen fama de ser buenos maridos ni esposas.
De hecho, los poetas casi siempre son solteros, tontean pero nunca pican, por eso su romance sigue vivo.
Siguen escribiendo poesía, bella poesía.
No deberíamos casarnos con una mujer o un hombre cuando nos encontramos en un momento poético. Deberíamos esperar a que llegase el momento prosaico, y después sentar la cabeza.
Porque el día a día es más prosaico que poético.
Habría que ser lo bastante maduro.
Madurez significa que has dejado de ser un estúpido romántico.
Has entendido la vida, has entendido la responsabilidad sobre tu vida, has entendido los problemas de estar con otra persona.
Aceptas todas esas dificultades y, a pesar de eso, decides vivir con la otra persona.
No estás esperando que todo sea como estar en el cielo, que todo sean rosas.
No estás esperando bobadas; sabes que la realidad es dura, difícil.
Hay rosas pero son pocas y alejadas una de otra, sin embargo hay muchas espinas. Si eres consciente de todos estos problemas y decides que vale la pena arriesgarse con una persona antes que estar solo, entonces, cásate.
De este modo, el matrimonio no matará el amor, porque este amor es realista.
El matrimonio sólo mata el amor romántico.
Y el amor romántico es lo que la gente llama amor adolescente.
No puedes confiar en él.
No deberías considerarlo un alimento.
Es como un helado, se puede comer a veces, pero no puedes mantenerte a base de helados.
La vida tiene que volverse más realista, más prosaica.
OSHO
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