No hay peligro en ser salvaje; es hermoso. En realidad, sólo una persona salvaje puede ser hermosa. Una mujer que no es salvaje no puede ser hermosa porque cuanto más salvaje sea, más viva estará. Entonces eres simplemente como un tigre salvaje o un venado salvaje corriendo en el bosque: ¡algo tan bello! La cuestión es no perder la conciencia.
De esta manera, todo el proceso de convertirte en un testigo es el proceso de transformar la energía sexual. Ten sexo y permanece alerta. Sin importar lo que suceda, obsérvalo y mira a través de eso; no te pierdas ni un detalle. Observa cualquier cosa que suceda en tu cuerpo, en tu mente y en tu energía interior; se está creando un nuevo circuito. La electricidad del cuerpo se está moviendo de una manera nueva, de un modo circular, y se ha vuelto una con el compañero. Ahora se crea un círculo interior, siéntelo. Si estás alerta, podrás sentirlo. Sentirás que te has convertido en un vehículo de una energía vital en movimiento.
Permanece alerta. Pronto serás consciente de que conforme se crea el circuito se desechan los pensamientos; van cayendo como las hojas amarillas de un árbol. Los pensamientos se están cayendo y la mente se está vaciando cada vez más.
Permanece alerta y pronto verás que tú eres pero no hay ego. No puedes decir «yo». Te ha sucedido algo más grande que tú. Tú y tu pareja os habéis disuelto en una energía mayor.
Sin embargo, esta unión no debe dejar de ser consciente, pues en caso contrario os estaréis perdiendo la cuestión más importante, es un acto sexual hermoso pero no una transformación. Es hermoso, no tiene nada de malo, pero no es una transformación, y si no es consciente te moverás siempre por un camino trillado. Una y otra vez querrás tener esa experiencia. La experiencia es hermosa pero se convertirá en una rutina, y cada vez que la tengas se creará más deseo, cuanto más la tengas más la desearás y te moverás en un círculo vicioso. No creces, sólo rotas.
Si permaneces alerta verás: primero, cambios de energía en el cuerpo; segundo, pensamientos que dejan la mente, y tercero, al ego que deja el corazón.
Estas tres cosas deben ser observadas con mucho cuidado. Una vez que la tercera ha sucedido, la energía sexual se ha vuelto energía meditativa. Ya no estás practicando el sexo. Puedes estar acostado junto a tu amada, los cuerpos juntos, pero ya no estáis ahí: habéis sido transportados a un mundo nuevo.
Osho- "La farmacia del alma"
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