sábado, 25 de octubre de 2008

La existencia no admite divisiones.




Estas son nuestra proyección y nos identificamos con ellas de tal modo que perdemos contacto con el Todo.




Nuestra mente es sólo una pequeña ventana hacia el vasto universo, pero cuando miras a través de ella, el marco de la ventana enmarca el cielo en el exterior. A pesar de que no hay marcos en el cielo, para tu punto de vista el marco se vuelve el límite de la existencia.





Es lo que les sucede a veces a las personas que usan gafas: las llevan puestas en la nariz y empiezan a buscarlas. Incluso se olvidan de que sin gafas no pueden ver, y están viendo mientras las buscan.
Pero si usas gafas durante años, poco a poco se vuelven parte de ti, como si fueran tus ojos. No las consideras separadas de ti. Pero cada par de gafas puede dar su propio color a las cosas que se miran. Tú eres el que miras, las gafas no pueden ver solas. Las cosas no tienen el color que las gafas les imponen, pero te has identificado tanto con ellas...



La mente del hombre es sólo un instrumento. Las gafas están fuera del cráneo pero la mente está dentro, así que no te la puedes quitar. Y estás tan cerca de ella que esta cercanía ha creado la identificación.
Por eso lo que ve la mente se toma por realidad. Y la mente no puede ver la realidad.




La mente ve sólo sus propios prejuicios, sus propias proyecciones sobre la pantalla del mundo.




Osho -"Pepitas de oro"

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