martes, 29 de septiembre de 2009

EL CRECIMIENTO SIGNIFICA QUE NACES CADA DÍA.


El nacimiento físico puede ser natural si lo aceptas, y lo mismo ocurre con tu nacimiento como ser amoroso.

El crecimiento significa que naces cada día.

El nacimiento no termina el día en que naciste; ese día simplemente empieza, no es más que un comienzo.

El día que abandonaste el vientre de tu madre no naciste, simplemente empezaste a nacer; no fue más que el comienzo. Una persona continúa naciendo hasta que muere.

No es que nazcas en un momento puntual.

Tu proceso de nacimiento continúa durante setenta, ochenta, noventa años, tantos años como vivas.

Es un continuum.


Todos los días te sentirás dichoso: te saldrán nuevas hojas, nuevos brotes, nuevas flores, nuevas ramas, te elevarás cada vez más y alcanzarás mayor altura.


Profundizarás más, te elevarás más; alcanzarás las cumbres. El crecimiento no será doloroso.


En cambio, el crecimiento es doloroso; por ti y por tu condicionamiento.


Te han enseñado a no crecer; te han enseñado a permanecer estático, te han enseñado a apegarte a lo familiar y a lo conocido.


Por eso cada vez que lo conocido se te escapa de las manos empiezas a llorar.


Se ha roto un juguete, te han quitado el chupete.


Recuerda: solo hay una cosa que te ayudará, y es la conciencia; nada más. Si no aceptas la vida y el amor con todos sus altibajos, el crecimiento seguirá siendo doloroso.


Hay que aceptar el verano y también el invierno.


Eso es lo que yo denomino meditación.


La meditación es cuando te vacían de todo lo viejo, lo dicho y hecho ya mil veces.


Cuando ocurre eso, ves.


O más bien, se produce la visión, el nacimiento de lo nuevo.


OSHO

domingo, 13 de septiembre de 2009

EL SUCEDER ES LO QUE APARECE EN EL CAMINO DE LA ENTREGA.

La entrega significa total ausencia de voluntad propia.

No tienes voluntad propia, te sientes indefenso, no eres capaz de hacer nada.

Estás tan totalmente desvalido que no eres capaz ni de decir que existe la voluntad; el concepto mismo de voluntad es ilusorio.

No tienes voluntad. Más bien al contrario, tienes un destino, no una voluntad, por eso sólo puedes entregarte.

No es que te entregues, es que no puedes hacer nada más.

En el camino de la entrega, realmente el ofrecimiento no es posible, porque todo ofrecimiento se basa en la voluntad: tú ofreces, tú estás allí.

En el camino de la entrega el ofrecimiento sucede, pero el que se entrega nunca lo sabe.

No puede saberlo, no puede decir,

«He ofrecido mi mente a lo Divino».

En realidad, no puede hablar en términos de acciones, sólo puede hablar en términos de sucesos.

A lo más puede decir,

«La ofrenda ha sucedido».

Sin una voluntad no puedes tener un ego y sin un ego no puedes hablar de nada como de un acto.

Por eso el «suceder» es lo que aparece en el camino de la entrega.

La entrega en sí misma es un suceder.

OSHO