Si sigues arrastrando imágenes del pasado, nunca podrás ver lo nuevo.
Tus ojos estarán tapados por tus experiencias, tus expectativas, y esos ojos no podrán ver aquello que te confronta.
Así es como vamos perdiéndonos la vida: el pasado se convierte en una barrera que te encierra, te atrapa dentro de algo que ya no existe.
Te quedas encapsulado en lo muerto.
Y cuanta más experiencia acumules, cuanto más vayas creciendo, más y más grueso será el caparazón de la experiencia muerta que te rodea.
Estarás cada vez más cerrado.
Paulatinamente todas las puertas y ventanas se cierran. Entonces existes, pero existes alienado, desarraigado.
En tal caso no estás en comunión con la vida.
No estás en comunión con los árboles, las estrellas y las montañas.
No puedes estar en comunión porque la gran Muralla China de tu pasado te rodea.
Cuando digo que te vuelvas receptivo, me refiero a que vuelvas a ser un niño otra vez.
OSHO
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